Por Gustavo L. Solórzano
Entre la inmadurez y la barbarie política, solo existe una línea muy delgada. Misma que amenaza, en este mundo compulso, con romperse. Desde la cerrazón egocéntrica, algunos ciudadanos ya andan cantando cual es el bueno o buena para la presidencia, no me refiero a la candidatura, sino ya vaticinan quien será la persona que triunfará. Naturalmente, la falta de conciencia se despierta y en consecuencia viene la respuesta a lo que muchos consideran una agresión por parte del “otro”. La verdad es que con el ego nadie puede, solamente el dueño del mismo. Por ello es sumamente importante, en aras de evitar una tragedia, que ignoremos provocaciones, cantos de sirena política, vaticinios, augurios de pitonisos desconsiderados y en general, toda presunción que motive a la discordia o diferencias de criterio por la política.
Le recuerdo que el dinero que se cobra y todos los beneficios que da un puesto de elección popular, lo cobran los políticos. Y que ellos, en la responsabilidad que ejercen por igual, ni a usted ni a mí, nos hacen en el mundo. Peor aún, muchos se vuelven simpatiquísimos cuando andan buscando el voto y cuando ganan, “ni pelan”, dice la señora Normita. Cierto, lamentablemente cierto, cuando ganan, sea el puesto que sea, ni nos voltean a ver, algunos incluso, si se van a topar con una persona que, bueno, hasta adivinos se vuelven, consideran que les va a pedir algo, se dan la media vuelta, como dice la canción y se van muy despichaditos.
La gran mayoría de los candidatos que ganan, al margen de los partidos que los proponen, son candidatos amnésicos y convenencieros. Solo ven por sí mismos, sus familias y sus mas allegados colaboradores. Eso sí, cuando se llega un nuevo periodo electoral, están más puesto que un calcetín para volver sudorosos y jadeantes, al sacrificio de buscar el voto para “servir”. Contados con los dedos de una mano, los que conservan su calidad humana y espíritu de servicio. Contados, y cada vez menos, los que verdaderamente muestran interés por resolver la problemática de la ciudadanía.
Por eso, apreciable leyente, lo invito para que seamos cuidadosos de la familiaridad y la amistad, antepongamos el amor y el afecto, a cualquier decisión que tenga que ver con la promoción política. Bastante tenemos con diferentes temas que vulneran la salud emocional, económica, e integral, como para todavía pelear por personas ajenas a nuestra vida. Evite comportarse de manera grosera con aquellos que piensen diferente. El candidato no es usted, el representante del partido no es usted, piense, actúe, exprese sus ideas, como si estuviera platicando con un ser querido. Tenga en cuenta, que hablar mal de manera tácita, es decir, ponerle nombre a un aspirante o autoridad en turno, para criticar, es hablar mal de usted mismo y de su familia.
Aportemos, propongamos, sugiramos, siempre con respeto y prudencia, con tolerancia. Finalmente somos vecinos, paisanos y una gran familia, sumemos en busca de un sano beneficio. Todos nos merecemos la reciprocidad en el respeto. Es el momento de demostrar de educación que nos ha dado la escuela de la vida. Demos un sí, por la paz en México, todo es posible.
ABUELITAS:
Se avecina un periodo vacacional para los escolapios de los diferentes niveles educativos. Tiempo de recargar la batería para los profes. Quienes para regresar, habrán de capacitarse a fin de actualizar sus conocimientos y así, estar en condiciones de orientar, enseñar y aprender. Es cuánto.