Por: Rodrigo Rosales Escobar.
“Quien antes de su muerte ha plantado un árbol, no ha vivido inútilmente y nos deja la herencia más bella, que es preservar el medio ambiente”.
Gonzalo López López.
A principios de diciembre del año en curso, los integrantes del Comisariado Ejidal de Pueblo Nuevo, municipio de Villa de Álvarez, Colima; cuyo Presidente es el C. Francisco Martínez Hurtado y Secretario Roberto Melitón Larios; publicaron en un diario de circulación estatal, un RECONOCIMIENTO a mi persona por la labor realizada cuando fui Coordinador del Programa de Capacitación y Empleo Cooperativo para el Fomento de los Recursos Naturales en Zonas Marginadas (COPLAMAR), programa que coordiné en los estados de Michoacán y Colima a principios de los años ochenta del siglo pasado, que fue cuando inició operaciones este programa a nivel nacional, bajo la dirección del C. Lic. Ignacio Ovalle Fernández. Se integraron en ambas entidades 90 Cooperativas productoras de madera.
Al frente de la organización y plantación de los árboles maderables se designaron Técnicos Agropecuarios e Ingenieros Agrónomos, y se proporcionó trabajo al ejidatario o comunero, incluidos su esposa y uno de sus hijos.
Con el esfuerzo y el cuidado de las familias de Pueblo Nuevo, hasta la fecha se conservan en plenitud 350 hectáreas, cultivadas de cedro rojo, cedro blanco, primavera, parota, pino, caoba, leucaena, entre otras.
Previo a dicha publicación, en la mencionada localidad se llevó a cabo un emotivo evento coordinado por el Profesor e Ingeniero Agrónomo Gonzalo López López, quien en términos elogiosos para el que esto escribe, en unión con los integrantes del actual Comisariado Ejidal me hicieron entrega del citado reconocimiento. Cabe destacar que testimoniaron este evento los ejidatarios vecinos de la localidad de Agua Dulce, quienes en la actualidad cuentan con 100 hectáreas debidamente reforestadas, gracias al mencionado programa.
Por mi parte, emocionado recibí tal presea y reseñé a grandes rasgos los plantíos que constituyen un punto clave en la conservación del medio ambiente, en los ejidos: La Rosa de San José de Lúmber, perteneciente al municipio de Manzanillo; Suchitlán, del municipio de Comala; El Terrero, del municipio de Minatitlán (en este ejido, técnicos del programa nacional, en una supervisión que realizaron, en sus observaciones anotaron que ese lugar por su altitud y su clima frío, era propicio para la siembra de manzanas de buena calidad); Tinajas, del municipio de Colima; Agua de la Virgen, municipio de Ixtlahuacán.
Por su parte el mayor éxito de esta reforestación lo obtuvimos en: Coalcomán, La Placita, Santa Clara del Cobre, Ario de Rosales, Maruata y en Apatzingan, pertenecientes al estado de Michoacán.
Me llevaría mucho tiempo reseñar los ejidos y poblaciones en donde el programa llevó los beneficios y el despertar de la siembra de árboles, como parte fundamental para mantener el equilibrio natural de la región.
Para terminar esta breve reseña, debo destacar la colaboración entusiasta de los comuneros de Zacualpan, municipio de Comala, entre otros: Albino Tomás (finado); Ramón Velázquez (finado); Luis Lorenzo; Crescenciana Vázquez y Cirila Rincón Lorenzo, seleccionadoras de semilla en el vivero; y muy especialmente a Vicente Evangelista Teodoro.
Hago votos porque el actual programa “Sembrando Vida”, impulsado con patriotismo por nuestro gran Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, sea exitoso y aporte desarrollo económico y bienestar a ejidatarios, comuneros y pequeños propietarios. En el mencionado evento estuvieron presentes dos representantes de este programa: el Facilitador, Ingeniero Agrónomo Héctor Peña Luna y el Técnico Social, Médico Veterinario Zootecnista Abel Morales Estrada.
Me siento satisfecho de haber tenido la oportunidad de aportar mi trabajo para el mejoramiento del medio ambiente, que con el tiempo puede sufrir un grave deterioro en perjuicio de las generaciones futuras.
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