Todo empezó con proyecciones en un vagón de ferrocarril
A pesar que ya algunos camarógrafos habían seguidos las giras del presidente Porfirio Díaz por la región, y al parecer se tomó imagen de la visita de Porfirio Díaz a Manzanillo para inaugurar las Obras del Puerto en 1908, el cine como espectáculo de masas llegó a Manzanillo hasta el inicio de la década de los 20 del siglo pasado, cuando causó furor en este puerto así como en todo el Occidente del país, el Cinema Metropolitan Tour. Como su nombre lo indica, viajaban mostrando el nuevo arte en giras por regiones, causando asombro y sensación.
La compañía con este nombre ofreció sus películas silentes (mudas) y obviamente en blanco y negro y a velocidad rápida en la ciudad de Guadalajara en un edificio de una antigua estación de ferrocarril sobre la calle Independencia, que se abarrotó de personas. Para desplazarse a otras ciudades, lo hicieron sobre vagones de ferrocarril muy lujosos, con recubrimientos dorados y lámparas colgantes del techo propias de un gran salón de fiestas, estando acondicionados con asientos especiales para ser salas de cine. Así es como vinieron a Manzanillo.
Las proyecciones que hacían eran de viajes a ciudades como Nueva York, Los Ángeles, Berlín, Barcelona, San Francisco, Roma, Venecia, Londres, Madrid, San Petersburgo, la Ciudad de México, París, Moscú, etc. Es decir, que no eran películas con actores y una trama lo que proyectaban. Esas cintas sobre viajes eran consideradas como muy espectaculares para aquellos tiempos. En Manzanillo, el Cinema Metrolitan Tour se instaló por el barrio de La Chancla, en la parte correspondiente a los predios baldíos en la acera de la calle Juárez frente a la bahía, cerca de la casimba conocida como Pozo de Agua 5 de Mayo y la bodega de bogas.
Sus vagones-salas estuvieron abarrotados de gente todos los días que ofrecieron funciones. Hay que decir que esta compañía era norteamericana, y su forma de presentar cine era todo un sistema innovador que se duplicó en muchas ciudades y países en aquellos tiempos. También se hizo lo propio en Europa, siempre con un gran éxito. Lumiere ya hacía lo propio en años anteriores, con imágenes simples de calle o de la salida de obreros de las fábricas.
Luego de este revuelo causado por la arribada de esta compañía a Manzanillo, así como la presencia constante de carpas con proyecciones de cine de la época en la zona de El Playón, y viendo que era una diversión con futuro, que dejaba dividendos importantes, Don Justo García Mier invierte parte de su capital en la fundación del Cine Reforma, en la calle Madero. Luego de un tiempo se utilizó también para la presentación de algunos artistas y la realización de funciones boxísticas.
Para el año de 1945, siendo ahora propiedad de Don Herminio Barreda Mora, pasó a llamarse Cinema María Isabel. Por su parte, en la esquina de las calles México y Benito Juárez estuvo el Cine Lux, techado a la mitad, que posteriormente, ya con el nombre de Cine Juárez, fue destruido por el ciclón del 59 (27 de octubre), y no se volvió a reconstruir, pues quedó dentro de la ampliación del jardín Galván. En el caso del Cine Bahía, éste se llamó primeramente Rialto y luego Royal.
En los años setenta y ochenta en que se vivió una de las etapas de oro del cine en Manzanillo, tres eran los cines que funcionaban con gran éxito y asistencia diariamente en lo que corresponde al centro histórico, y me refiero al Puerto, sobre la calle Pedro Núñez (a un costado del antiguo edificio de Telmex), al Manzanillo (primeramente Terraza Manzanillo), sobre la calle Hidalgo (donde hoy se ubica el Hotel Bahía) y el citado Bahía.
A estos se agregó poco después el complejo de salas denominado Cinema Plaza Santiago, el cual se averió totalmente tras el terremoto del 9 de octubre de 1995. Tras la entrada de los videocassettes Beta y luego VHS, y posteriormente los DVDs, muchos cines tuvieron que cerrar sus puertas, pues la asistencia bajó ostensiblemente. Luego entró el internet, donde se podían descargar películas originales o copias de muy buena calidad, y la industria se fue a pique. La mayoría de las salas de cine en nuestra ciudad, cerraron sus puertas.
Apenas de forma muy reciente se empieza a ver un ligero resurgir del séptimo arte en nuestra ciudad, pero lejos quedan aquellos días en que era ilusión, magia y sueño.