Carlos Fernando de la Peña Quiroz
El domingo pasado se dio un hecho que marca el inicio de la sucesión presidencial del 2024. El Consejo Nacional del Movimiento de Regeneración Nacional emitió los lineamientos para quienes aspiren a obtener la candidatura por ese partido a la Presidencia de la República. Sin duda, una sesión que muchos estaban esperando, pues da el banderazo inicial para la contienda interna que se avecina, misma que se resolverá mediante el método de encuesta. A su vez, a dicha encuesta se sumarán los liderazgos Manuel Velasco del Pvem y Gerardo Fernández Noroña del PT. De todos los participantes, quien resulte ganador será designado coordinador de defensa de la transformación.
Al ser un proceso tan organizado y con reglas claras, la unidad está garantizada: Quien pretenda abanderar las siglas de Morena deberá apegarse a una serie de principios que aseguran una competencia justa entre los aspirantes. Desde la elección de casas encuestadoras mediante tómbola (cada aspirante propondrá dos y al final se elegirán cuatro) hasta las flechas y plazos para hacer sus recorridos, sin injerencia de gobernadores o presidentes municipales. La contienda está blindada.
Ahora bien, en el otro frente tenemos cierta desorganización. Aún no se miden con objetividad los resultados de las pasadas elecciones en el Edomex, mismas que se tratan de matizar queriéndolos ver como “no derrota”, la cual fue estrepitosa. Se perdió un bastión priista de casi 100 años y se ratificó Coahuila, un estado incomparable a nivel padrón electoral con el Estado de México.
Para la selección del candidato del frente opositor hay quien propone la recolección de firmas (1 millón, mismas que pocos cuadros podrían juntar) o la realización de elecciones primarias internas para determinar a la candidata o candidato. A su vez, hay más de 20 postulantes, lo que genera una desorganización y confusión para determinar un método que deje contentos a todos.
Me parece que Morena y sus aliados han dado un golpe contundente rumbo a la sucesión: Lograr alinear a los contendientes mediante reglas previamente establecidas con el compromiso -y firma- de cada uno de los aspirantes. La oposición debería ya tener sus procesos claros si es que busca competir. Los días transcurren y los plazos se aproximan para lo que será sin duda una de las elecciones presidenciales más importantes de la historia reciente de nuestro país.