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Nostalgia porteña | El Noticiero de Manzanillo

Cómo se fue rellenando la laguna para poblar la colonia Libertad

* Los primeros colonos vivían entre mosquitos, alimañas y malos olores

* Tuvieron que hacerse muchos rellenos, para poder mejorar el entorno

* Igual proceso sucedió en el caso de las colonias Punta Chica y Alameda

La magna obra de El Túnel fue algo que le cambió la vida a muchos habitantes del Centro Histórico de Manzanillo, pues ese paso de agua del Mar a la laguna saneó la ribera de la laguna de Cuyutlán, antes conocida como la de Caimanes, ya que en esas márgenes se respiraba un ambiente enfermizo.

RELLENOS EN LOS AÑOS 80

A la que escribe le consta como estaba la laguna cuando se hicieron los primeros rellenos de la colonia Libertad. Al principio de los años setenta mis papás vivían en una casa cercana las vías del ferrocarril de El Tajo. Era una casa construida a como Dios le daba a entender a la gente de ese entonces, ya que fue con sus propios esfuerzos que ganaron terreno, rellenando parte del vaso lacustre.

De hecho, la entrada a la colonia Libertad tiene cierto nivel de anchura, porque era el que se llevaba por los habitantes mismos en afán por abrirse camino y formar la naciente colonia. Cuando yo nací, la casa ya estaba en pie, con techumbre de lámina de asbesto. Muchos años después, a mediados de los ochentas, mi papá, Alfredo Flores Espejo, tuvo la oportunidad de comprar una casa mucho más delante de la primera, ya en el nivel de anchura de la calle estipulado por el gobierno de aquel entonces.

ZONA INSALUBRE CON MOSCOS, ALACRANES, JEJENES Y VÍBORAS

Esa vivienda ya estaba construida; sin embargo, por la parte de atrás estaba la laguna al pie de la casa. Recuerdo que no teníamos prácticamente patio, porque era la vil laguna inmediata. Así que, nuestro espacio de servicio era un tanto reducido. Sin embargo, hay algo que nunca voy a olvidar, y que es una experiencia que me quedó de vida.

Había demasiados mosquitos, pero exageradamente, y por las tardes-noches abundaban los jejenes; sin embargo, esto no era todo, pues aparte de soportar las picaduras de estos nocivos insectos, teníamos que soportar los terribles olores; apestaba horrible el patio de mi casa, en especial en la temporada de secas.

EL MIEDO CONSTANTE A PIQUETES DE ALIMAÑAS

Era una zona inhóspita, insalubre y, como si todo esto fuera poco, también abundaban los alacranes y las víboras de diferentes especies, siendo las más abundantes, las de tipo constrictor; pero también había una que otra coralillo y de cascabel, que por cierto, una de estas, mordió a nuestro querido perruno Yogui, que, por más lucha que le hicimos para que sobreviviera, ya no duró mucho tiempo, por infección de la misma insalubridad reinante en el ambiente.

Casi nadie la libramos en mi familia de que nos picara un alacrán. Era muy común que se metieran entre nuestras ropas, ya sea la limpia o la sucia que se iba a lavar, y también aparecían en las camas, por lo que antes de dormir mi mamá nos instruía a que revisáramos a conciencia antes en sus colchones, cabeceras y cobijas antes de dormir. A una de mis hermanas, incluso, le picaron varios. Ahí los más inofensivos eran los moyos.

LA PESTILENCIA EN ÉPOCA DE SECAS

Recuerdo que mi papá poco a poco empezó a rellenar parte de la laguna, con tierra, piedra y escombro, el que luego se iba aplanando. Decía él que para evitar todos esos  problemas que líneas atrás les conté, pues ya estábamos de soportarlos. A imitación nuestra, los vecinos empezaron a hacer lo mismo, y poco la laguna se fue retirando.

Cuando le pregunté a mi papá qué porqué olía tan feo el patio, decía que era porque había insectos diminutos y microorganismos que en el tiempo de secas, o sea, fuera de la temporada de lluvias, todos esos mueren, y son los que ocasionan esos malos olores; mientras que cuando llueve, como la laguna invade el patio, todos esos microorganismos están vivos.

Es por eso que a veces, en ciertos meses del año, estas partes huelen feo, y en otros meses no. Fue debido a la necesidad sanitaria que mi papá comenzó a rellenar, para retirar lo insalubre. Muchos vecinos, al ver lo que mi papá estaba haciendo, tomaron la decisión de hacer lo mismo. Fue así como gran parte del relleno que se encuentra atrás de las casas de la colonia Libertad fue tomando forma de calle, donde hoy descansan varios pilares del Viaducto Campos-Punta Chica.

Las márgenes de la laguna eran pantanosas y con malos olores.

EMPEZÁNDOSE A SANEAR EL VASO LACUSTRE

Posteriormente, el gobierno de Rogelio Rueda también contribuyó a rellenar todavía mucho más espacio, con el propósito de hacer un malecón lacustre; relleno que, aunque no fue exitoso para ese fin, sí contribuyó en gran medida para terminar de sanear la colonia Libertad. Lamentablemente, actualmente esa zona está invadida por paracaidistas otra vez, en busca de crear derechos para lograr una reubicación.

Desde que mi papá comenzó el proyecto de relleno a la laguna, bajó mucho el índice de mosquitos, jejenes, alacranes y víboras, así como los malos olores. Así que, quienes vivimos la experiencia de vivir junto a la laguna de Cuyutlán en épocas insalubre ya superadas, valoramos mucho obras como la de El Túnel, del canal de Ventanas y de Tepalcates, así como los rellenos que el gobierno y particulares fueron haciendo para contribuir con el saneamiento y relleno de áreas pantanosas.

IGUAL SUCEDIÓ EN PUNTA CHICA, LA ALAMEDA Y EL DESAPARECIDO PALAFITOS

Esto fue no solamente en la colonia Libertad, sino también en Punta Chica y la Alameda, los cuales eran terrenos fangosos y pantanosos, donde nunca voy a olvidar que un perrito de unos vecinos murió, atrapado en el fangoso lodo en donde se hundió,  y no pudo salir de esa gelatina lodosa; miedo que muchos padres de familia en su momento también tenían de que les pasara algo similar a alguno de sus hijos pequeños.

Así que los rellenos que se hicieron fueron por meritita necesidad de llevar una vida más sana y segura.

Sin embargo, existía otra zona, denominada de Palafitos, donde sus habitantes vivían en casuchas sobre pilotes en las márgenes pantanosas de la laguna por el lado de la calle J. Jesús Alcaraz, también en la colonia Libertad, muy pegados a los rieles del ferrocarril; familias que fueron reubicadas a lo que hoy viene siendo el Barrio 2 del Valle de las Garzas. Fueron, pues, los primeros pobladores de esa delegación.

Así que, si yo me quejo de lo que viví en una casa construida de concreto a la orilla de la laguna, más difícil tenían la situación las familias que vivían en los mencionados Palafitos.

Ojalá que en un tiempo no muy lejano la laguna del Valle se pueda rescatar, más que por el deseo de crear un Parque Metropolitano, por empezar con lo básico, que es el sanear el entorno de las muchísimas familias asentadas en la ribera de la laguna del Valle de las Garzas.

Gracias a Dios, en lo que yo viví en la colonia Libertad, no tuvimos el acercamiento de ningún caimán, faltaba más. Había muchas iguanas, pero de cocodrilos no supimos. También ardillas, muchos tipos de aves como coquenas, zanates y otros, pero con esos reptiles no tuvimos ningún encuentro.

Pescadores laguna de Cuyutlán.

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